PEDRO I y sus cuatro palacios mudéjares.
A mediados del siglo XIV impulsó la construcción del Alcázar de Sevilla y del palacio de Tordesillas. Pasó largas temporadas en esta villa junto a su favorita María de Padilla con la que tuvo cuatro hijos. Reconoció después, haberse casado en secreto con ella.
En 1355 nace en el Palacio Mudéjar de Tordesillas la tercera hija de Pedro I y María de Padilla, la infanta Isabel y en este mismo Palacio nace el Infante Alfonso en 1359, el único hijo varón que tuvieron Pedro I y María de Padilla, que fue declarado heredero en 1362, falleciendo poco después. Ese mismo año dona el Palacio de Tordesillas a su hija Beatriz para que ésta lo transforme en convento.
Pedro I se enfrascó en un reinado repleto de guerras. Las primeras fueron con sus hermanastros que vieron como su madre Leonor de Guzmán era pasada por el cuchillo. Sucedió en 1351, la instigadora del asesinato fue María de Portugal, madre de Pedro I. Castilla se embarcó en una Guerra Civil entre los partidarios de Pedro I y de Enrique de Trastámara, el hijo mayor de Leonor de Guzmán. Esta guerra atrajo hasta Castilla la Guerra de los Cien Años, las potencias medievales de Inglaterra y Francia apoyaron a los respectivos contendientes para ganarse al poderoso aliado que, se convirtiera en vencedor de la disputa castellana. Pero no contento con la lucha dinástica, Pedro I de Castilla se enfrascó en una guerra con la Corona de Aragón, supuestamente debilitada a mediados de siglo XIV por sus batallas mediterráneas.
Además de aliado, la historiografía destaca la gran amistad que surgió entre el rey de Castilla y el de Granada. Muhammad V, llegó al gobierno del Renio de Granada en el año 1354, con solo 15 años. Es decir, entre ambos monarcas había una diferencia de 5 años. Pedro I pide apoyo naval al sultán de Granada. En este periodo el rey castellano viajaba por el mediterráneo en un barco fabricado por los árabes, bautizado con el nombre de Uxel.
La relación entre Muhammad V y Pedro I, a mitad de camino entre el vasallaje y la amistad, duró hasta la muerte del rey castellano a manos de su hermanastro Enrique de Trastámara. Pocos meses antes de esta, el sultán granadino había enviado un numerosísimo ejercito a Córdoba, una de las últimas ciudades perdidas por Pedro I en la Guerra Civil castellana. Dicho contingente contaba con 8.000 soldados a pie, 7.000 jinetes, y 12.000 ballesteros, sin lugar a dudas una prueba irrefutable de la excelente relación entre ambos.
Esta relación fue mucho más allá del campo de batalla. Se refleja en la fascinación mutua por la arquitectura. Los encuentros fueron tan intensos que incluso les llevaron a compartir los servicios de destacados personajes de la cultura y la política musulmana. Ibn Jaldún, uno de los grandes sabios de la Edad Media, viajero incansable, historiador, geógrafo, filósofo y economista vivió en la Corte de rey Pedro I largas temporadas. Así como, Ibn al-Jatib, el gran visir de Muhammad V, que aconsejó políticamente en diversas ocasiones al rey de Castilla. Todos juntos llevaron a Pedro I a una política constructiva, que dejó en la Corona de Castilla destacados palacios de inspiración musulmana.
La adopción de esta arquitectura musulmana iba mucho más allá de un simple gusto, o capricho arquitectónico. Fue su forma de encaminar a Castilla hacía una nueva concepción de estado, y es ahí donde más se reflejan aquellas intensas sesiones con Ibn Jaldún o Ibn al-Jatib. La Corona de Castilla era uno de los estados más descentralizados, la alta nobleza seguía teniendo una enorme importancia política y militar. Pedro I en continua lucha contra ella debido a la herencia dejada por su padre, no tiene más remedio que dar un paso al frente para llevar a la Corona a un modelo de estado más autoritario y centralizado.
Además del Alcázar de Sevilla y el palacio de Tordesillas Pedro I construyó el pâlacio María de Padilla en Astudillo y el alcázar de Carmona.
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